Debe ser destruida. En nombre del progreso. Y de la serenidad. Por no hablar de que la desigualdad se estaba reduciendo. Hasta que vinieron ellos. Y si no, mirad Gini. Los índices no mienten. Los índices no son emociones. No son construcciones. Pueden manipularse. Pueden no decir. Pueden ocultar. Pero el supremo ocultamiento, se hace cuando se borran.
El negacionismo económico, ese grave problema de la sociedad. De la sociedad política. De la sociedad civil. Se niega la economía. Porque los índices son vidas, y no emociones. Se niega la economía. Aquellos que mastican y escupen la vida.
Menos telerrealidad, y más cuadros estadísticos. Mientras esperamos. A que la Nueva España. Sea destruida. Con mucha dinamita. Y nada de ficción.
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