Cuando la realidad quiebra y el escaso pragmatismo pierde el lugar en el que se escondía para dar órdenes a veces.
Cuando la locura amenaza desde un país del otro lado de la frontera.
Cuando el discurso se agota, el engaño de utopía necesaria huye y las palabras recitadas o gritadas quincenalmente se desploman.
Cuando Zapatero te insulta, la Cope no te consuela y hasta La Razón (el diario) te abandona.
Entonces... Entonces... Entonces mejor tumbarse en el sofá y ponerse a ver la tele.
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