Los impuestos son para educación y sanidad, jalean impenitentes las milicias progrubernamentales, con más intensidad cuanto más regresivo es el impuesto y más oscuro su destino. Nunca sabemos a qué se dedican, pobres de nosotros que no somos lo suficientemente inteligentes para encontrarnos entre los portadores de la verdad oficial, cambiante como buena verdad que depende del poder. No sabemos a qué se dedican, pero estamos cerca de concluir que con gran probabilidad terminan de alguna forma en los bolsillos de aquellos que vociferan que los impuestos son para sanidad y educación.
En vez de deslizarse a una distopía retrofeudal en la que el sherif de Nottingham manda a sus tropas a caballo a hacerse con la recaudación y los frutos del trabajo.
Viviendo en la opulencia del PSOE, privatizando el Estado para sí.
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