martes, 5 de noviembre de 2019

Young 2019

Neil Young estuvo diez días en Colorado y grabó un disco llamado Colorado. Con Billy Talbot y Ralph Molina, y con Nils Lofgren cubriendo el puesto de Frank Poncho Sampedro, que ha colgado la guitarra y mira el mar. La única canción que supera la decena de minutos sí le echa de menos. El crazy horse más puro.
Colorado cumple. Su génesis semi espontánea a lo Mirror Ball. La voz ya quebradiza de Neil, haciéndonos querer el disco. Las imperfecciones, lo rudimentario. La horterada de sus declaraciones de amor a la madre tierra y a Daryl Hannah, que dan un poco de vergüenza pero no molestan del todo.
Los secretos de una voz, una guitarra y una banda, de paseo por Colorado. De paseo con Neil Young, sin coches ecológicos, sin humo ni furia excesiva, con todo lo que el sonido le dio, con todo lo que el sonido nos dio. Con un grupo de septuagenarios de pelo largo y no muy buen aspecto, ladrándole a los amplificadores, tratando de hacer canciones en un mundo sin canciones. Canciones de las suyas. Canciones poco hechas, que hacen levitar.

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