lunes, 15 de julio de 2019

Nonstop to Nowhere

Iba a comprar el último buen disco de Van Halen, ya con Sammy Hagar, y me quedé colgado de lo que sonaba por los altavoces. Tuve que preguntar lo que era: el recién salido tercer disco de Faster Pussycat. Una evolución sleazy, un single inicial apabullante.
Corría el año del Señor de 1992. Salí de la tienda, hace eones cerrada, con Van Halen bajo el brazo (siempre he sido de ideas fijas), pero no llegué a disfrutar el no muy rotundo "For Unlawful Carnal Knowledge". "Nonstop to nowhere" rondaba mi cabeza. Unas semanas después, el grunge enterraría tanto a Sammy Hagar como a Faster Pussycat. Hicieron realidad el acto final del hard rock 80s demorado, mataron la felicidad porque la felicidad debía morir, nos llevaron, ellos sí, nowhere, nonstop. Adoro el grunge y el grunge me representa en la muerte, si no hasta la muerte. Pero mi colección de discos nunca salió de Los Angeles, nunca saldrá.

No hay comentarios: