La jornada de reflexión no tiene música. Aunque mañana llegue el apocalipsis, ninguna trompeta lo anunciará. Pero no lo hará, porque las tiranías modernas se aposentan lentamente.
Nunca me ha gustado España. La del 28A, tampoco. Pero seguiremos luchando, hasta colgar al último caudillo de la coleta del último burgués.
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