miércoles, 16 de enero de 2019

Aberraciones

Siempre pensé que este momento llegaría. Que los que nos comeríamos la lucha contra la precariedad, la igualdad y demás "loables" propósitos del Gobierno decente seríamos los parados. Diría los parados y paradas pero no, parece que sólo los parados hombres, a los que se nos debe considerar el máximo puntal del patriarcado y biológicamente beneficiados de nuestra condición masculina, que por lo que se ve no nos ha traído sino ingentes beneficios económicos y cuantiosos éxitos profesionales.
Desde que llegó el Gobierno espúreo a España, hemos tenido varias medidas que nos pronostican un infierno en la tierra en nuestra doble realidad, la de parados y la de pobres. Efectivamente, los últimos meses se han vuelto difíciles, más si cabe. Y ahora, habrá que hablar de la triple realidad de la condena: parados, pobres y hombres.
No, no me he vuelto loco. El anteproyecto de ley de PGE -esa cosa que sepultará la economía española si Puigdemont no lo impide- discrimina en las ayudas a la contratación de parados de larga duración entre hombres y mujeres. Tras la discriminación por edad, la discriminación por género. El artículo 14 a la basura, junto con el resto de la tan denostada Constitución. Y las cuotas de género, como no, para los parados.
El final del vuestro neofeudalismo no será pacífico. Ni en mil millones de años lo será. Veréis una cólera sin fin. Las palabras se las lleva el viento si hay viento. Aquí no hay viento. Estas palabras las traerá el viento. Estas palabras os las tirará el viento a la cabeza. Porque el viento es nuestro único amigo y no nos fallará. 

No hay comentarios: