viernes, 21 de septiembre de 2012

COSAS QUE FALTAN (O QUE ESTÁN)

Una vez estuve seis meses sin escuchar música. Para compensar ponía Radio 3 y mi estado claramente empeoraba: ¡no soporto el indie por la mañana! Imagínate, las 9h.23min. de un martes de marzo y te encuentras en las ondas a Nacho Vegas, la dicción más irritante jamás concebida. ¡Y ése era uno de los días buenos!
Podría decir que mi vida entonces iba muy mal porque no escuchaba música, pero nada más lejos de este tipo de romanticismo/idealismo. Al contrario, fue una huída de él. Como mi vida iba tan mal y me habían despojado de todo, decidí: tampoco música. Puestos a aprender a renunciar...
Varios atardeceres me descubría fantaseando con dejar fluir el disco  -¡doble!- de los Allman Brothers en el Fillmore East. Podría haberlo hecho casi con extender el brazo, pero tuve fuerza de voluntad. O quizá lo reproduje un poco en la memoria y me calmé sin darme cuenta. Como una noche que reconstruí mentalmente parte del "Use Your Illusion". ¡Hasta sonaba correctamente producido!
Finalmente, recordé que nada tenía sentido. Yo me había enamorado de la electricidad. Con 13 o 14 años, al enchufar la guitarra al ampli y... ¡No! No fue así. Enchufé la guitarra y como el amplificador era tan malo crepitó de forma horrorosa, nada que ver con lo que había soñado. Pero entonces me agencié un módulo de distorsión y fue un flechazo inmediato. Me quedaba fascinado con el ruido eléctrico, en un ensimismamiento perfecto. La electricidad primaria. Para unos la iluminación zen; para otros la electricidad primaria.
Y no hay discos, no hay canciones, pero el fuego sagrado permanece.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eureka!!!

Anónimo dijo...

me encanta aquello de que "sonaba hasta correctamente producido!"


viva la electricidad!
siempre que no se saque de destruir la naturaleza, como hace la gente desalmada y poco preocupada por el medio ambiente.

Con lo fácil que es sacarla del enchufe!!