SIRIA: APOLOGÍA OCCIDENTAL DEL COCHE BOMBA

Los activistas de izquierda de la campaña internacional contra Siria escriben que "nadie habla de Siria" y "nadie hace nada para apoyar a la oposición siria" mientras los medios de comunicación hegemónicos, día sí y día también, no dejan de lanzar grandes titulares sobre Siria; mientras las armas, los petrodólares y la propaganda fluyen caudalosos hacia las fuerzas de la pseudorebelión.
A lo largo del conflicto, en el frente externo se han creado figuras muy innovadoras: youtube, facebook y skype como fuente periodística corroborada; loables observatorios de derechos humanos financiados por Arabia Saudí; corresponsales extranjeros empotrados en Al Qaeda (contribuyendo, imagino, a la magna lucha popular por la democracia). No obstante, ninguna de las anteriores resulta tan impagable como leer en El Mundo, El País o el New York Times la justificación del coche bomba como expresión de una revuelta pacífica descrita paralelamente en términos casi gandhianos. O la comprensión con la que se narra el asesinato de cristianos, "sospechosos" de simpatizar con el régimen, a los que además se hacen llamamientos para que engrosen las filas del bando correcto si no quieren seguir ateniéndose a las consecuencias.
Al fin y al cabo, los hechos y los discursos se tornan irrelevantes, todo se reduce a lo mismo: saber elegir el bando correcto. O incorrecto.