sábado, 22 de noviembre de 2025

"Robamos para que no robe el PP"

Si les aprietas un poco lo proclamarán orgullosos, desde la atalaya postrera de su ultimísima jerarquía.  

jueves, 20 de noviembre de 2025

Turismo musical

Quizá los discos que más haya escuchado en estos meses sean "Baltic Street Hotel" de Sophie Gault, publicado en 2024, y "SoLow" de Dan Baird, publicado en 2017 y que incomprensiblemente se me había escapado. La sensibilidad acústica del primero y la energía rockera del segundo. Discos a los que volver y volver, mientras que a los demás acudo como turista. 

Por ejemplo, busco una obra de Metallica de este siglo que no me dé repelús y encuentro un EP posterior a "Death Magnetic", "Beyond Magnetic", con reminiscencias a "...And Justice For All". Cuatro canciones y algo menos de media hora con atisbos de reflejos de grandeza. Me vale. Pero prefiero otro concepto. No la belleza postrera retenida, sino la belleza fuera de tiempo. Grandes obras fuera de tiempo. Como Altair, dúo de rock progresivo catalán de ni más ni menos que 1989, una década posterior al sonido layetano, y que te conmueve, noquea y vuelve a conmover. Lo imprevisible. Una discográfica mexicana está reeditando sus álbumes, lo que nos enseña que los meandros del sendero progresivo son insospechados. Y que estoy a un paso del jazz fusión, una escena que no tiene mucho que ver con la música de ascensor a la que podríamos asociarla, en sus desembocaduras más cómodas, hace unas décadas.

Me retiro así con Hannah Aldridge, con "Razor Wire", el relanzamiento de su debut. Grabado en 2014. Una cantautora sólida, hija de Muscle Shoals, que alcanza las notas y los sentimientos necesarios. Todo parece lejano. No creo que ningún disco de 2025 me cambie la vida. No creo que ningún disco de 2025 se haya hecho para cambiar la vida de nadie.  

miércoles, 19 de noviembre de 2025

De la Razón de Estado a la Moral de Estado

Maquiavelo ha sido, positivamente, el autor más citado de la politología por su escisión de moral y política en la génesis del Estado moderno. La razón de Estado implicaba, con normalidad u horror, que el Estado seguía sus propias reglas, distintas de la moralidad de sus ciudadanos comunes, y que sus fines, relativos a la comunidad política, su destino o supervivencia, se imponían a las cosmovisiones religiosas que hasta entonces habían regido los órdenes del antiguo régimen o las cosmovisiones éticas que se desprendían del reconocimiento de los derechos individuales dentro del orden burgués. 

La Razón de Estado comprendía desde la justificación bajo determinadas circunstancias apremiantes del terrorismo de Estado o el crimen desde el Estado, hasta la incorporación de un principio de abstracción propio del Estado moderno, ciego a la diferencia, pero también defensor de la igualdad legal así como alejado del particularismo moral, o indiferente a aquel. La forma de Estado actual, emergente, está consolidando comunidades políticas cada vez más distantes del principio de abstracción. Si la Razón de Estado surge de la superación de la legitimación religiosa del orden político, a ella le sucede un orden en el que moral y Estado vuelven a fusionarse bajo nuevas premisas. 

El Estado se autoarroga funciones de dirección moral de la comunidad política. Lo hace con dos orientaciones que son una sola: la pretendida búsqueda de virtud, conjugada con la exclusión de los que no participan de ella. Los ciudadanos, en consecuencia, no constituyen la base del Estado, sino que es el Estado que elige a quién reconoce como verdaderos miembros de la comunidad política. Utiliza todo su aparato ideológico, primero, y coactivo, después, para ello. 

Y decimos coactivo porque esta Moral de Estado no solo sucede a la Razón de Estado, sino que conserva, propulsa y envuelve en su hálito su vertiente más criminal y más vil. Primero te pegan con la moral y después te pegarán con la fuerza. Por eso en este orden internacional se acerca inexorable la guerra. 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

(miércoles)

Me miró una chica mientras caminaba. Me quedé pensando si la conocía. Me miró porque transmitía un vacío sin fin. 

Neoliberalismo del miedo y cultura del simulacro

El miedo viene dos veces, la primera como farsa y la segunda como tragedia. 

martes, 11 de noviembre de 2025

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Proyecto de vejez

La otra noche me quedé deslumbrado por la posibilidad de estudiar online, en el programa de lenguas antiguas y orientales de una universidad católica, arameo, siríaco, copto y armenio. El precio por crédito ects resultaba elevado, por lo que debo comenzar a pensar en un plan de vida que me permita costear mis proyectos de jubilación sin sol ni playa. Si no, tiraré de alternativas gratuitas: aprender online occitano del Valle de Arán. 

El Seminario de la Facultad de Teología de Burgos cuenta con un programa a distancia de tres años, los mismos que el bachillerato teológico islámico del Instituto andalusí. Ante esta sobredosis de Dios, puedo tirar por la música: los cursos de Berklee de la plataforma edx. En esta inmersión por las artes, mantengo la duda ante los talleres de escritura creativa. Esta semana, buscando otra cosa, he ubicado una tríada: escritura creativa, escritura autobiográfica y taller de poesía. Impartidos por una única, polifacética, docente. 

Desconfío de las autobiografías y de la poesía me interesa conocer su forma. Desgraciadamente, se anima a romper la forma -sin conocerla- y la reescritura biográfica se halla en auge. Cuando yo no quiero escribir ni reescribir mi biografía, sino enterrarla. Disco no reeditado, no remasterizado, no reelaborado. Historia secreta para nadie. Ya rompo la forma de la poesía sin ningún taller. Quiero un taller para hacer algo distinto, no para hacer lo mismo. 

Y el interrogante de siempre: ¿son creativos los talleres de escritura creativa? 

domingo, 2 de noviembre de 2025

La humanidad

Me emociono cada vez que el ordenador verifica exitosamente de modo automático que soy un ser humano.