Marcelo Bielsa, excelso entrenador al que algunos consideran excéntrico o chiflado, ha descubierto por fin España. Lo ha hecho en Bilbao, lo que es más difícil, pero lo ha descubierto.
Bielsa denunció públicamente unas obras enormemente chapuceras con resultado de incompetencia, fraude, estafa y mala fe. Acto seguido, la entidad defraudada se convirtió en encubridora, tachando al hombre justo al que tal cosa no le cabía en la cabeza de loco y empleado irresponsable para intentar destituirle.
Mientras, hasta en Argentina empiezan ya a conocer las peculiaridades de los procesos productivos "a la española".
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