martes, 14 de junio de 2022

En Defensa de Carlos Herrera

En su poco ponderado programa musical de los sábados, en los que alza el estandarte de la mejor radio extinta a través de un buen gusto memorable, erigió la siguiente sucesión:

Led Zeppelin, Guess Who, Blind Melon, J Geils, The Band, ZZ Top, Savoy Brown, Montrose, James Gang, Rory Gallagher, Black Oak Arkansas y Loleatta Holloway. 

Ya con anterioridad, me había brindado descubrimientos como Nicolette Larson o Pacific Gas & Electric, la primera con la mejor versión de Neil Young que he escuchado, los segundos ejerciendo de Blues Brothers avant la lettre. ¿Serían su influencia oculta?

Este fin de semana, no me ofreció descubrimientos sino el placer secuencial de disfrutar una sucesión perfecta. 

Por eso, aunque sea andaluz, con Carlos Herrera siempre. Incluso, aunque se lleve bien con Zapatero. 

Menos el genocidio y la abominación, la música se inventó para abordar la diferencia. Para estudiarla o celebrarla. Para hacernos avanzar. 

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