El paro. No hay ninguna novela que cuente el paro. Y nunca la habrá.
La batalla del relato fue borrarnos. Lo material, la negación de lo material, lo no narrado. Sin imágenes. La oficina de empleo pone carteles que prohíben tomar imágenes. Pone carteles que anuncian que cualquier enfrentamiento será judicialmente perseguido. Así como será perseguido en cualquier formato quien ose hablar de ello.
Y yo tampoco escribiré esa novela -que no hay- que aborde el paro. Porque estoy en paro, y no es una novela.
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