domingo, 19 de mayo de 2019

EL ATEO FAVORITO DE DIOS

Me envían la esquela de Antonio López Campillo, filósofo, peatón y héroe, porque pensar fuera del tiesto es una heroicidad. Le conocimos en los noventa, cuando venía a darnos conferencias, en aquellos tiempos en los que queríamos contribuir al saber, incluso aunque no supiésemos de qué saber se trataba, ni de qué trataba el saber.
Un día lo encontramos por las escaleras del edificio de la CNT. Iba a una tertulia científica, mientras que nosotros bajábamos después de haberse cancelado el acto, denominado "Introducción al anarquismo", al que habíamos acudido. El ponente estaba sin especificar, y el acto se había suspendido por enfermedad del ponente "sin especificar", al que el sindicato anarquista no había podido sustituir. Nosotros en realidad estábamos aburridos en la universidad y habíamos ido a dar una vuelta, porque tampoco necesitábamos una introducción al anarquismo...
Por supuesto, López Campillo se escapó de su tertulia para impartirnos -sin bendición oficial- la introducción al anarquismo suspendida, y debo decir que desde entonces, si no de antes, mi anarquismo es el suyo, aunque no recuerde nada de lo que nos contó, de lo que nos contó de la forma relajada en la que lo hacen los maestros, especialmente si se declaran ante todo peatones.
Se habla hoy de que, en el famoso vídeo de Arrabal, Dragó y el milenarismo, Campillo era el que sujetaba la mesa, con la precisión y la determinación de un científico nada ajeno a la poesía. Tenía un libro llamado "Curso acelerado de ateísmo". Sin embargo, era el ateo favorito de Dios. Porque Dios quiere que seamos libres. Que seamos libres, y que demos ejemplo.

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