jueves, 7 de abril de 2011

NUNCA ES TARDE

Nunca es tarde para re-descubrir el debut homónimo de los Screamin´Cheetah Wheelies, aquel disco de la primera mitad de los 90 que haría de Blind Melon una isla musical mucho menos solitaria entre el asedio de los últimos coletazos del hard rock de estadio, el vendaval grunge y la inminencia del hardcore melódico. Los Screamin´Cheetah Wheelies parecían tenerlo todo: la voz potentísima y profunda de Mike Farris, una base rítmica tupida, dinámica y para nada endeble, y por supuesto buenas canciones. Les faltó suerte y, también, la crueldad necesaria para sobrevivir a aquel entorno. Porque cada uno de sus acordes transpiraba honestidad y eso no sirve de ayuda.

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