sábado, 14 de julio de 2007

SEBASTIAN BACH - FOREVER WILD

Fue el martes. Improvisé con el amigo Fraseos ir a ver el concierto, concederle una segunda oportunidad a quien tantas cosas me dio, como remontar el día, cualquier día, con un golpe del primer disco de Skid Row y prepararme súbitamente para salir a la calle en desafíos.
La Vida y la Muerte. Ni más ni menos.
En su primer concierto, acababan de asesinar a Dimebag Darrell. Me sentí parte de una comunidad cuya existencia desconocía, una comunidad que lloraba a sus muertos con infinita tristeza. Pudo ser sublime, pero lo último que quería Sebastian era subirse a un escenario. Simplemente cumplió. Un "Walk" de Pantera apoteósico. "I Remember You". Fragmentos de no-memoria. Porque desde luego no era la experiencia construida durante años de espera. Error. Muerte no sublimada.
Con expectativas rebajadas, dos años después decidí volver. Esa noche Sebastian había tenido una hija. Con sus santas pelotas, le puso de nombre Sebastiana. Y quería celebrarlo desde un escenario. Hacer honor a todo su repertorio. Quería retornarnos a Existir. Ese lugar. Felices. Salvados por un instante prolongado...
No voy a tener hijos. Los caminos de resurrección no fueron diseñados para mí. Pero siempre quedará Skid Row: Los aplastantes riffs de la Vida, con coros hard-rockeros incluidos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pero las pelotas, además de santas, no eran también rockeras?

c.

Anónimo dijo...

Yeeeaaahhhhh!!! (léase como si de Rob Halford se tratara)