A lo largo del verano, se ha procedido a boicotear por parte de artistas vociferantes -o temerosos-, al son de algún partido político que señalaba -y presumiblemente pasará el cazo- a los festivales, muchos de ellos señeros, adquiridos por el fondo de inversión multinacional KKR. FIB, Resurrection, Monegros, Sónar, Viña Rock. Uno a uno veían fluir los comunicados de cancelación de actuaciones, para mayor alegría de la causa palestina. ¿O no?
La vinculación de KKR, fondo estadounidense con sede en Nueva York, con Israel es tan indirecta que podría afectar a cualquier entidad de la misma naturaleza en la misma o mayor proporción. Las inversiones de KKR en la entidad sionista, realizadas a través de su subdivisión inmobiliaria, no resultan anecdóticas, pero sí menores en relación a su volumen de negocio. Tampoco se trata de una compañía presionable en ese sentido, dado que su dirección es judía estadounidense.
Pueden intuirse por tanto movimientos especulativos en el mercado de festivales, sometido a una burbuja y una reestructuración que se quiere fallida, para ocupar -financieramente, no hay otro modo- ese espacio. Negocio cubierto bajo la bandera palestina y demandas irrelevantes para el pueblo palestino.
¿Qué no es irrelevante para el pueblo palestino? El comercio militar con Israel.
El Estado español tiene el mayor volumen de negocio en el sector armamentístico con Israel de toda la Unión Europea.
¿Cómo? Si tiene el Gobierno con más declaraciones sobre Israel por minuto de la Unión Europea.
Exactamente. En atención a lo que importa, el Gobierno más sionista de Europa. Por eso los medios israelíes se enfrentan a Irlanda pero no a España, aliado encubierto de gran valor.
Este comercio militar está en manos de actores como Escribano, el principal de ellos. Un movimiento por Palestina de una capital de provincia andaluza convoca periódicamente manifestaciones delante de la sede local de Escribano y exige a la Universidad de la ciudad que rompa sus convenios con Escribano, empresa.
Ese movimiento local por Palestina, fuertemente controlado por partidos políticos afines al Gobierno, considera por lo visto a Escribano un empresario cualquiera que no existe fuera de los confines de la ciudad. No considera que Escribano, persona física dueño de Escribano empresa, sea el mismo Escribano que ha sido nombrado por su Gobierno de confianza Presidente de Indra, empresa militar del Ibex 35 con mayoría de capital público. Y que desde la Presidencia de Indra está absorbiendo con capital público la misma Escribano, empresa contra la que se manifiestan, en un pelotazo sensacional.
No, no son retrasados mentales. Son lo peor de nuestra sociedad. Dan pelotazos inimaginables mientras el pueblo palestino es genocidado. Persiguen fantasmas como KKR mientras ascienden a los que apuntalan y sustentan el sionismo.
¡Ni una bandera palestina más hasta que los colaboracionistas que la enarbolan desaparezcan!